Como seres humanos, con errores y defectos y de cierto modo o hasta cierto punto influenciados por el sistema de este mundo, queremos resolver las cosas a nuestra forma o manera de pensar, sobretodo cuando creemos que estamos en lo cierto o que tenemos la absoluta razón.
Cuando llegamos a los caminos del Señor, nos damos cuenta de que la palabra de Dios nos enseña cosas que no sabíamos, como por ejemplo confiar absolutamente en el Señor; es decir; dejar todas nuestras cargas, inquietudes y ansiedades en las manos de Dios.
Pero que difícil es poner en practica este versículo: “Así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ustedes”. (1 Pedro 5:7 TLA)
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